FRUSTRACIÓN

La frustración es una emoción secundaria que se vive como negativa, se trata de una sensación de rabia, ira, impotencia, tristeza… que se da cuando no conseguimos satisfacer una deseo, necesidad o impulso. Es una emoción que aparece desde que somos bebes y que permanecerá en la edad adulta. En este blog atenderemos como poder generar cierta tolerancia a la frustración en el niño, pero comprendiendo que no se trata de no sentir frustración sino de poder manejarla. El hecho de vivir conlleva experimentar inevitablemente frustración, por ello es importante educar a los niños a tolerarla, no solo para evitar rabietas y molestos enfados, sino con el fin superior de poder vivir en armonía a nivel personal y social.

Aunque parezca apresurado la frustración se vive desde que somos bebes y nuestras necesidades o deseos no son cumplidos o por lo menos no inmediatamente. Según van creciendo se van dando cuenta que sus necesidades o deseos nos son satisfechos y van aprendiendo que a su alrededor hay más personas y tienen que esperar un poquito. Además, estas esperas dan la oportunidad al niño a ir haciendo las cosas por sí mismos y así aumentar progresivamente su autonomía. Existen niños que no toleran la frustración, que no saben distinguir entre necesidades y deseos y esperan que el otro satisfaga ambos por igual. Estos niños esperan que el mundo se adapte a sus necesidades y deseos, y cuando el mundo no es lo que esperaban viven su entorno como algo hostil e interpretan que el mundo está en contra de ellos, generando en ellos emociones de ira, enfado y tristeza.

niño muy molesto de tres años mirando la cámara - niño enfado fotografías e imágenes de stock

La tolerancia a la frustración no es algo que deba enseñarse en un momento concreto de la vida de nuestros hijos, sino que se puede ir enseñando a lo largo de su desarrollo evolutivo. Ahora os mostramos ciertas claves que pueden ayudaros en este objetivo:

  • Es importante que el niño aprenda a diferenciar entre deseos y necesidades. Cuando los hijos sienten que los padres no están satisfaciendo sus deseos pueden sentirse enfadados, incomprendidos… pero deben aprender a que la vida no es siempre como ellos desean por lo que tendremos que ayudarles a pasar por estas emociones intentando no perder el control.
  • Es importante entender su deseo y escucharle, pero debe asegurarse de que entienda que hay cosas que no son negociables y debe mantenerse firme.
  • Debemos acompañar a nuestro hijo en la frustración, ponernos en su lugar y estar con él en calma y trasmitiéndole nuestro cariño.
  • Es importante poder darnos cuentas de las veces que el niño renuncia a sus deseos ya que es una tarea complicada. Felicítale por haber podido hacerlo y transmítele tu amor y el orgullo que sientes por él.
  • Al igual que los niños, a los adultos a veces también nos cuesta tolerar la frustración, por lo que es importante que pongamos el foco en nosotros mismos y podamos corregir las conductas que no sean adecuadas. La mejor manera de enseñar a los niños es con nuestro ejemplo.
  • Es importante buscar el equilibrio, al igual que los adultos buscamos nuestros espacios de placer, concédale alguno al niño.
  • Es importante que ambos progenitores estén de acuerdo sobre las normas que creen importantes que el niño cumpla. Es cierto que en el día a día surgirán muchas situaciones que no tenían contempladas y que uno de los progenitores no esté de acuerdo en cómo ha actuado el otro. En este caso es importante no desautorizar a esa figura, pero si buscar un momento para aclarar lo ocurrido, evitando la presencia del niño.

Poner límites es un trabajo difícil, pero recuérdate que si no son sus padres será la propia sociedad la que se los imponga, siendo todavía más difícil para el niño.

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