Nos encontramos en fechas especiales para muchas personas. Para algunos, estos días de Navidad son fechas de reunión familiar, para otros de trabajo, sin embargo, para otros son fechas relevantes de añoranza y nostalgia por los que ya no están con nosotros.
En ocasiones, nos quedamos con asuntos pendientes, palabras que no hemos dicho, disculpas que no hemos pedido o despedidas que no han podido ser. Todo ello nos genera excesiva preocupación y no nos permite resolver el duelo de la mejor manera. Sin embargo, todavía hay algo que podamos hacer…
La técnica de “La Silla Vacía” o técnica de ” Las Dos Sillas”, es una manera de desprendernos de todo el peso que hemos acumulado por no poder solucionar aquello pendiente. Se trata del ejercicio más conocido del trabajo Gestáltico. Consiste en colocar dos asientos o sillas, una frente a otra, que el sujeto irá ocupando en forma alterna, mientras simula dialogar con “lo” que se encuentra en el otro asiento. Bajo esta especie de diálogo estaremos trabajando los asuntos pendientes, problemas de relación con otras personas que no están cerrados y que mantienen a la persona con una especie de herida que todavía no ha cicatrizado por la inexpresión de algunos sentimientos.
Pongamos el caso del resentimiento hacia una madre que ya murió, o el agradecimiento que nunca se expresó a un hermano que falleció por accidente. Incluso pongamos a una persona que le guarda rencor a su padre anciano y un tanto senil por un hecho que ocurrió hace veinte años, y que nos marcó y dolió. ¿Sería adecuado presentarnos en el cementerio a echar en cara algo que ahora que nos atrevemos a decir?, Quizá no lo sea.
La expresión de emociones, sentimientos y pensamientos nos servirá para completar aquel ciclo gestáltico detenido y cerrarlo de forma simbólica. La persona se sentirá liberada y podrá desplazar lo retenido del pasado. De alguna manera, la energía y la carga psicológica que invertimos en conservar el ciclo abierto suele ser alta, por lo que cerrar el ciclo es la mejor solución, cuando hablamos de sentimientos molestos y desagradables. Pero no siempre los sentimientos inexpresados son negativos: también sentimientos de afecto o agradecimiento pueden haber quedado bloqueados.
Asimismo, esta técnica también puede emplearse para trabajar con conflictos intrapersonales o interpersonales en los que la persona se encuentre en lucha consigo misma o con otra persona todavía viva. Por ejemplo, lucha entre la cabeza y el corazón, algún error cometido en el pasado, toma de decisiones, la incertidumbre del yo futuro…llegando a un acuerdo productivo entre los dos “seres”.