El duelo

El duelo

Habitualmente el duelo se refiere al estado de aflicción relacionado con la muerte de un ser querido y que puede presentarse con síntomas característicos de un episodio depresivo mayor. Sin embargo, el término duelo y procesos de duelo puede también aplicarse a aquellos procesos psicológicos y psicosociales que se ponen en marcha ante cualquier tipo de pérdida, en el caso de la vejez esto puede incluir la perdida de poder, la perdida de las funciones laborales, perdida de capacidades físicas y cognitivas, enfermedades… etc. Todos estos factores estresantes pueden originar igualmente reacciones desadaptativas con manifestaciones de tipo depresivo y emocional como tristeza, llanto, desesperanza, impotencia, rabia y culpa, además de disfunción importante a nivel social y laboral, parecidos a un episodio de depresión mayor. En un sentido más amplio podemos entender el duelo y procesos de duelo como el conjunto de reacciones adaptativas mentales y conductuales desencadenado por una perdida de algo que ha sido importante para la persona. Existen diferentes perspectivas sobre el duelo: Perspectiva Psicológica: Según esta perspectiva no es posible evitar los duelos, pero las formas en la que hacerle frente varían. Ademas, dice que un duelo mal elaborado, puede hacer aparecer alguna psicopatología o reavivar alguna ya existente.Perspectiva psicosocial: Si bien lo que desencadena un duelo en una persona es siempre idiosincrásico de la misma, existen situaciones que prácticamente en todos los seres humanos desencadenan duelos de cierta importancia, son las llamadas transiciones o crisis psicosociales.Perspectiva social y etológico-antropológico: Las manifestaciones sociales y antropológicas del duelo y los procesos de duelo tienen una triple función: permitir la expresión al nivel de la sociedad de esos...

El “síndrome post-vacacional”

Todos los años, por estas fechas, escuchamos una y otra vez la misma noticia: nos toca volver al trabajo, sentimos algunos síntomas emocionales justamente antes de hacerlo, y creemos que eso ya supone en sí un síndrome, o incluso un trastorno. Pero esto queda lejos de la realidad, a no ser que nuestro estado común y habitual sea una “vida trastornada continua”. Y es que, si bien es cierto que esta situación nos produce cierto “displacer” (en esta sociedad donde parece que debemos buscar el placer y la alegría como estados anímicos perennes), si consideramos este síndrome como algo cercano a la psicopatología, estaríamos psicopatologizando muchos momentos comunes en nuestras vidas. Pongamos como ejemplo cuando se nos muere alguien cercano, una situación donde no por no ser habitual (gracias a dios) sentimos cierto malestar. Usualmente habremos escuchado el mensaje de que esto, per se, no constituye ningún signo de psicopatología alguna, aunque es verdad que algunas pautas y ciertas medidas pueden ayudarnos a sobrellevarlo mejor. Incluso, a veces debemos “suplementar” esas medidas normales y que uno toma con su propia vida sin ayuda de nadie (o con apoyo de la pareja, hijos, o alguien allegado), con cierto acompañamiento profesional, que nos pueda ayudar a ajustar esas rutinas, en cierta manera a verlo de forma natural y a que podamos sentir que no estamos solos, que tenemos apoyos. Esto puede pasar, por ejemplo, en el caso de personas que no tienen otro allegado cerca (personas mayores que se quedan viudas tras muchos años conviviendo con su pareja, sin tener un familiar que pueda estar dando de manera estable y continua...