Calidad de vida en pacientes con Síndrome de Intestino Irritable (SII)

El síndrome de intestino irritable (SII), también conocido como colon irritable, es en la actualidad uno de los trastornos funcionales digestivos más comunes afectando aproximadamente a un 15% de la población. Este, se caracteriza por manifestaciones recurrentes de dolor abdominal, asociado a alteraciones en el hábito de eliminación, ya se diarrea, estreñimiento o alternancia de ellos.

Respecto al diagnóstico es importante hacer un diagnóstico diferencial para poder descartar otras afecciones tales como la colitis ulcerosa o la enfermedad de Crohn. Asimismo, el diagnostico se basa en las pautas comportamentales y las referencias verbales del paciente acerca de los síntomas.

A día de hoy, hay profesionales que señalan que algunos factores se asocian con la aparición de los síntomas, como por ejemplo, los cambios vitales, los conflictos laborales, las dificultades económicas o interpersonales, el consumo de ciertos alimentos, la ingesta de fármacos o sustancias psicoactivas, algunos factores hormonales e incluso estados psicológicos como frustración, baja autoestima o necesidad de aprobación social, entre otros. Además, los sujetos que padecen este síndrome, suelen presentar en mayor medida algunas alteraciones psicológicas como la ansiedad, depresión y/o fobias.

Es por ello que este síndrome afecta a la calidad de vida de las personas, además de incidir en muchos ámbitos cotidianos como el laboral, social, ocio o sexual. No a todos los casos les afecta, pero es cierto que cuanto mayor sea  el dolor abdominal, la salud mental y el rol emocional se ven más afectados, lo que influye en el bienestar percibido por estos sujetos. De hecho, esta percepción, se asocia con un débil control frente a sus emociones y altos niveles de ansiedad y depresión.

Respecto a la depresión, surge como consecuencia del proceso de adaptación a la enfermedad crónica. En algunos sujetos, esto puede ser largo y prolongado, con sentimientos de desesperanza, dependencia con respecto a los demás y una restricción de actividades. En estos casos se recomienda la intervención psicológica. 

La ansiedad, en cambio, suele estar asociado a la falta de información, los síntomas físicos y la carencia de educación del síndrome. Para poder reducir estos niveles de ansiedad, es importante la relación del sujeto con el médico o digestivo, para así poder educarle en los síntomas y darle recursos para manejar mejor las diferentes situaciones. Normalmente, las personas que padecen el SII suelen puntuar más alto en ansiedad que en depresión. Sin embargo se recomienda pedir ayuda psicológica ya que en ocasiones influye, como se ha mencionado anteriormente, en la autoestima, en la forma de relacionarse con los demás, en la seguridad en sí mismo, etc.

En cualquier caso, no hay duda de que la importancia de este síndrome viene dada por su incidencia y sus costes sociales como el absentismo laboral, consumo de fármacos, ocupación de consulta ambulatoria, pruebas clínicas, etc. los cuales conllevan a ese coste personal (calidad de vida).

Bibliografía

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